Se desliza un barco desde el cuerpo,

hacia un horizonte dibujado de aves y nubes.

Un soplo mueve las olas,

partículas de sol en la vela blanca,

Un parpadeo de agualuz se derrama por el cuello, el pecho, los muslos.

La brisa y el vaivén, el vaivén y la brisa.

La calma.

La silueta respira.

El cuerpo inició un acontecimiento,

un territorio de salitre,

y se encontró al mar infinito.